DESDE EL DOLOR

Comienzan a pesar los días, carcomiendo el dolor de las palabras, y los sueños rotos forman parte de las sombras adyacentes.
Mirar sin ver y ver sin mirar nada, forma parte de un nuevo amanecer que no amanece, y entre luces que no brillan me detengo, a mirar un presente que no invita a ser el futuro que alguna vez construí en mi mente.

Las voces que antes eran una combinación sucesiva de sonidos, se convirtieron en ruidos que aturden cada instante. El deseo de no desear se apodera de mi sangre, convirtiéndola en témpano.
Petrificado, quedó plasmado el tiempo, en que creer formaba parte de la vida, y hoy por hoy sentir, si siento, será mirar sin querer ver lo que antes no veía.

Se congeló el tiempo en un instante, las lágrimas no fluyen se congelan, el alma se destroza en mil pedazos y se siente la soledad. Acompaña la agonía que espero concluya, un sinfín de palabras que destrozan, un silencio, una duda y la nada y un alma que algún día tal vez, estuvo viva...

Desde el dolor contesto que hay que crear nuevos espacios donde encontrar motivos, momentos que nos aporten nuevas simetrías, y que esas sombras de las que hablas se diluyen en la verdad de las palabras. Mirar sin ver no es mirar hacia el futuro y ese futuro está en ti misma edificarlo para sobrevivir a esos momentos que ahora mortifican tu alma.

En verdad, las voces se convierten en sonidos que aturden la convicción de que hay algo más que este devenir de sinrazones que atormentan el alma. No quiero verme así, siempre me he creído una mujer que resurge de sus cenizas y a la que siempre he tomado como ejemplo. Mi alma siempre estará viva porque es imperecedera.

Deseo pensar siempre eso sin un resquicio de duda.

 Trato de encontrar mis metas y olvidar vanas palabras que puedan aniquilar mis proyectos de vida. El silencio a veces es mejor que mil palabras sin sentido y la duda se solventa dialogando con quien considero la ha provocado.